Ofrece atención a niños, niñas y adolescentes que padecen autismo y otros trastornos psíquicos graves, con el método de la “práctica entre varios”, en sesiones individuales o grupales; y atención a sus familias, en consulta individual o grupal.
Para niños y niñas
La opción elegida es la de aplicar los poderes de prevención y de alerta del psicoanálisis, y de tratar a través de la palabra las dificultades de los niños y de sus familias. Cuando el niño o la niña no encuentran salidas a sus dificultades, puede desatar manifestaciones sintomáticas que hacen signo de su malestar. Estas se traducen con un “demasiado pleno” en el cuerpo o en las palabras, que toma la forma de: autismo, turbulencias, crisis de cólera, agitación, angustia, replegarse sobre sí mismo, dificultad a concentrarse, dificultades escolares, pesadillas, trastorno del sueño, de la alimentación, etc.
Nuestra acción, orientada por el psicoanálisis, mira a restituir al niño o niña un lugar en su situación familiar, con frecuencia desagregada, a reencontrar su capacidad de invención propia, a reconciliarse con el aprender, a permitir a sus padres de reconstruir una vida social, a coordinarse con la red de los actores sociales existente en su comunidad.
La labor terapéutica se estructura a través de talleres de arte (música, teatro, artes plásticas, danza, literatura, cine, periodismo, multimedia, arquitectura, poesía), de vida cotidiana (aseo personal, comida, albañilería, compras en tiendas), de salidas en lugares culturales y de recreo públicos (museos, centros culturales, exposiciones, albercas, gimnasios).
En el Centro La Aurora los niños y niñas trabajan con la experiencia que existen en otros dispositivos – el psicodrama analítico o “la práctica entre varios” -. Se trata de liberar la palabra atorada en un goce antisocial, el goce referido al síntoma, para liberar la capacidad de reconstruir un lazo social y familiar más adecuado a las reglas de la convivencia humana, y beneficiar de los frutos de esa pertenencia.
A partir de la “práctica entre varios” se logra permitir el surgimiento de un deseo, de un lazo social, en niños, niñas y adolescentes, que padecen de trastornos graves como autismo, psicosis infantil, esquizofrenia, TDAH, etc.
En el Centro La Aurora, los niños, niñas y adolescentes que, aunque no pueden sostener un coloquio, pueden sostener un discurso al amparo de un grupo, y en un ambiente menos rigurosamente estructurados que el de la “práctica entre varios” se trabaja el psicodrama analítico.
Para adolescentes
El adolescente es un momento de pasaje donde se trata de hacer elecciones existenciales: sexualidad, vida amorosa, ideales, identificaciones nuevas. La crisis del adolescente puede tener lugar sin crear gran clamor y síntomas notables. Todavía un malestar puede invadir al o la joven, quizás acrecentado por dificultades propias a su estructura familiar o a su situación social.
El sujeto puede encontrarse entonces en un movimiento donde las conductas transitorias pueden devenir verdaderos modos de existencia. Rechazo de todo diálogo, actos ilícitos, trastorno de la alimentación, inhibición escolar, sentimientos depresivos, angustia, reacciones ligadas a una agresión sexual, fugas, inclinación al suicidio: para tratar eso el Centro La Aurora ofrece a los jóvenes un lugar de palabras.
Tiene como objetivo de liberar una palabra impedida, de desanudar ciertos impasses subjetivos e institucionales y en el efecto retroactivo del tratamiento o del grupo de palabra, de facilitar a los adolescentes y sus familias el acceso a los cuidados y derechos comunes. Los operadores del Centro La Aurora son más bien un lugar de dirección donde el o la joven se hace el agente de sus soluciones: nosotros ofrecemos un tiempo para que elaboren, inventen salidas a lo que se les hace un obstáculo.
Para los padres
Con los padres de los niños en tratamiento, creamos un espacio para que puedan percatarse de su papel en los trastornos de sus hijos, y acompañarlos en la búsqueda de una solución. Al mismo tiempo, la experiencia terapéutica les hará tomar consciencia de sus propios síntomas, permitiéndoles liberarse y al mismo tiempo liberar al hijo, de lo que representaba en esos síntomas.
Los padres también tienen un espacio en las opciones de consulta psicoanalítica para sostener la palabra vertida ahí en la sesión, puesta en juego, para que le permita un acto que haga posible la construcción de una solución a su padecer.
Son atendidos en sesiones individuales o de grupo, donde se benefician del efecto terapéutico de las palabras, y encuentran soluciones a sus cuestionamientos hacia sí mismos y sus hijos o hijas.