Problemas Psíquicos que se atienden

Síndrome de agotamiento profesional

APOL asiste a personal que trabaja en instituciones públicas y/o organizaciones de la sociedad civil, que necesitan capacitación y que también corren el riesgo de sufrir el Síndrome de Agotamiento Profesional o Burn-out syndrome.

Se trata de personal de centros de educación especial, escuelas regulares y organizaciones civiles que atienden a niños, niñas y jóvenes que padecen sufrimiento psíquico asociado a otras situaciones críticas de sufrimiento social, tales como: niños de la calle, adolescentes embarazadas, que viven en barrios marginales…

Con respecto a los centros educativos que brindan servicios de apoyo especial, APOL ofrece un programa de orientación psicoanalítica para la atención de niños y niñas con trastornos psíquicos graves en Centros de Atención Múltiple (CAM) y Unidades de Servicio y Apoyo a la Educación Regular (USAER) de la Dirección de Educación Especial (DEE) de la Subsecretaría de Servicios Educativos del D.F. de la SEP. El programa abarca talleres piloto en las aulas con los niños y niñas, contando con la participación de maestros, maestras y enlaces de la DEE; reuniones de supervisión con los maestros y maestras; sesiones terapéuticas con las familias de los niños y niñas atendidos; cursos teóricos sobre la teoría psicoanalítica.

En el caso de las organizaciones civiles que se ocupan de niños, niñas y jóvenes en situación de calle o en riesgo, podemos decir que en sus beneficiarios está vigente un problema de carencia familiar y social que les expone a una vulnerabilidad mayor que los demás niños y niñas que cuentan con un ambiente familiar más normado.

De acuerdo con la experiencia de APOL en este ámbito, se presenta un porcentaje alto de trastornos graves – autismo y psicosis, neurosis graves, etc. – debido a la masiva presencia de eventos traumáticos reales, como abandono de los padres, alcoholismo, drogadicción, abusos, por mencionar los más graves.

El objetivo ético de estas instituciones es de constituir un sustituto valioso de la familia de la que carece realmente, para que los niños y niñas puedan constituir una visión del mundo que les permita insertarse en él: constituir un mundo habitable, organizado, donde reina el lazo social y la conexión a la sociedad civil, a la fraternidad, a la cultura y la historia; para ofrecerles una opción que les permita construir un posible escenario de vida distinto, y renunciar al atractivo que puede tener para ellos y ellas, la marginación, y ese mundo donde los límites sociales de la convivencia social están rotos. Este complejo marco de referencia de estos niños y niñas en muchos casos rebasa los programas de las instituciones que no están diseñados para proporcionar una atención especializada para atender casos de estados de graves perturbaciones psíquicas.

Dichas instituciones han acudido a APOL porque se proponen incrementar su acervo de conocimiento para mejorar el tratamiento de la transformación psíquica de los niños y niñas, en la ética de hacer posible un reencuentro con el mundo a los niños callejeros y niñas, donde los sujetos sean capaces de construir un deseo propio y no sea la calle la que se los imponga.